La conectividad digital universal: ¿presente o futuro?

Uno de los sueños de todo apasionado por la tecnología, ya sea teórico o simple usuario, es lograr vivir en una sociedad con una conectividad permanente. En todo momento y sin importar su actividad o localización en el planeta, cada segundo del día, todos los días. Esta conectividad digital universal permitiría dar un salto adelante de importancia en las comunicaciones, el transporte, la educación, el ocio, las relaciones comerciales, el trabajo remoto, etc.

Si bien es un escenario más asociado con la ciencia ficción que con la realidad, la conectividad 5G ha logrado avanzar mucho en los últimos años y aspira a convertirse en el estándar global de comunicación inalámbrica y transmisión de datos entre dispositivos. Esto acercaría la posibilidad de esa conectividad universal a la vida «real». Ahora bien, si esto es así en los países desarrollados, ¿Ocurre lo mismo en el resto del planeta?

 

 

Brecha de conectividad en los países en vías de desarrollo

La ONU establece en uno de sus diecisiete Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para 2030 —el centrado en la Industria, las infraestructuras y la innovación— la conectividad y la I+D+i como factores fundamentales. ¿Se trata de un objetivo alcanzable? En 2021 unos 4.900 millones de personas utilizaron Internet, según la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT). Esto supone un importante impulso, si lo comparamos con los 4.100 millones de 2019; pero también es cierto que el 37% de la población mundial nunca ha accedido a la red. De estos «excluidos digitales» en cuanto a conectividad, el 96% vive en países en vías de desarrollo, según datos de la misma fuente.

Fue precisamente la UIT quien organizó recientemente en Kigali (Ruanda) la Conferencia Mundial del Desarrollo de las Telecomunicaciones. En ese marco, el secretario general de la ONU, António Guterres, animó a los actores de la industria tecnológica a incrementar los esfuerzos para alcanzar la conectividad digital universal. «Más de un tercio de la humanidad aún no tiene acceso a Internet y esta brecha refuerza las divisiones sociales, económicas y de género», aseguró.

 

 

¿Dónde hay que incrementar esfuerzos para lograr la conectividad universal?

Los cuarenta y seis países menos avanzados (PMA) designados por la ONU incrementaron más de un 20% el número de usuarios que accedieron a Internet en 2019 y 2020, según al UIT. Este crecimiento, asociado seguramente al contexto pandémico mundial, se produjo sin embargo a través de conexiones esporádicas, de corta duración o mediante el uso de dispositivos compartidos. Si realmente aspiramos como sociedad a la conectividad universal ¿qué debe hacerse? Aunque es una realidad compleja de abordar con soluciones unidimensionales, los principales focos de atención pueden ser:

 

  • Educación digital. Dotando de competencias elementales de tecnología, dispositivos y conectividad al mayor número de perfiles demográficos posibles. A ser posible desde las etapas iniciales del proceso educativo.
  • Acceso a dispositivos asequibles. Se debe dotar a los PMA de los recursos tecnológicos suficientes, en cuanto a dispositivos e interfaces. Actualmente, muchos de estos países son explotados para la obtención de materias primas imprescindibles para las TIC y son, al mismo tiempo, el destino de mucha «basura tecnológica», mientras la adquisición de tecnología actualizada sigue siendo un privilegio.
  • Infraestructuras. El despliegue de instalaciones e infraestructuras que permitan conexiones de banda ancha también resulta imprescindible. La instalación de fibra óptica, el desarrollo de conectividad 5G o la implementación de conectividad a Internet vía satélite en países en vías de desarrollo —prácticamente un territorio virgen para el sector privado— supone al tiempo en una oportunidad comercial y una ventana al desarrollo de la deseada conectividad digital universal.


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