Las energías renovables en España en uno de sus mejores momentos

Afrontamos a nivel global diversos retos en el primer cuarto del siglo XXI. Las sociedades, las economías, los problemas y sus soluciones evolucionan con rapidez. Uno de los asuntos que ocupa las mentes de los especialistas en todos los países desarrollados es la transición energética. No es extraño que entidades como el Foro Económico Mundial preste especial atención a la evolución de las energías renovables en todo el mundo.

 

En un informe reciente de este mismo año, de  hecho, el Foro evaluaba el desempeño energético y la senda hacia  el uso exclusivo de energías renovables y limpias de 115 países, a través del Energetic Transition Index (ETI). El Foro Económico Mundial presta atención a diversos aspectos, para la elaboración de este índice: desarrollo y crecimiento económico, sostenibilidad ambiental, seguridad energética y acceso, así como la disposición de cada uno de los países analizados para la transición a sistemas energéticos seguros, sostenibles, asequibles e inclusivos.

 

En esta lista España ocupa el puesto número diecisiete, a tan sólo diez puntos del líder del ranking: Suecia. Esto da cuenta del excelente «estado de salud» de las renovables españolas y de la apuesta que se está haciendo para transformar económica, energética y tecnológicamente al país. Como veremos después, las empresas de conectividad y el desarrollo del 5G tienen influencia en la evolución de esta transición energética.

 

Una década de avance sostenido de las energías renovables

 

Aunque no puede hablarse de avance coordinado ni equilibrado hacia la exclusividad de las energías renovables, sí es cierto que la última década muestra una progresión relativamente firme en aquellos países que lideran el índice — todos ellos del norte y oeste de Europa —. Los diez países punteros en el uso de energías renovables comparten claves: bajada de subsidios a los combustibles fósiles, seguridad energética mejorada y un marco normativo propicio para impulsar la transición energética.

 

Entre los países mejor puntuados por el índice de transición energética, dos son del G20: Reino Unido y Francia. Alemania ocupa el puesto inmediatamente inferior a España. De los 115 países a los que presta atención el informe citado, 92 han realizado mejoras que les han hecho incrementar sus puntuaciones en el índice a lo largo de los últimos diez años. 

 

A pesar de la pandemia global de la COVID-19 se han invertido globalmente más de 500.000 millones de dólares en transición energética en 2020. España, de hecho, es la quinta apuesta más atractiva para invertir en este campo, según IHS Markit, junto a EE.UU., China, Francia y Alemania. Según fuentes de IHS Markit, tanto España como Alemania ofrecen a los inversores seguridad en sus objetivos energéticos a largo plazo y atractivo en el campo de la energía eólica marina, que es la que tiene mayor potencial de desarrollo en la próxima década.

 

La conectividad y el 5G, claves para el desarrollo de las energías renovables

 

Tanto para las «granjas eólicas» en alta mar como para otras estaciones de energía verde resultará de vital importancia — ya lo está haciendo, de hecho — el desarrollo pleno de tecnologías de conectividad que permitan la gestión, el funcionamiento y la automatización de centrales, estaciones de energía, equipos e infraestructuras, etc. En ese sentido, tanto la fibra óptica como el 5G aspiran a ocupar un papel relevante.

 

Aunque no existe una correlación directa, es innegable que el desarrollo tecnológico de España y el compromiso de las administraciones y del sector privado con la conectividad y el 5G son una «palanca de cambio» también en el sector de las energías renovables. De hecho, tanto la transición energética como la traslación tecnológica forman parte de los ejes estratégicos hacia el cambio de paradigma que tienen en mente tanto España como la Unión Europea ante el deadline del 2025. Resulta claro que ambas transformaciones deberán ir de la mano para beneficiarse mutuamente.



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