España es el primer productor en la Europa de los 27 de aceite de oliva (40,5%), ganado porcino (21,7%), cítricos (62,4%) y fruta dulce (28,2%); también es el tercer productor más importante de la Unión de aves de corral (13,2%) y ganado bovino (11,2%). Con estos datos es fácil comprender la importancia y el peso estratégico del sector primario en la economía española. Y la necesidad de la agricultura y la ganadería del país de entender y aprovechar las oportunidades que la innovación tecnológica y la digitalización ofrece al sector.

Además de beneficios en la productividad, una mejor eficiencia y una posición competitiva en el contexto europeo e internacional, sacarle partido a la digitalización también allana el camino para dotar al sector ganadero —también al agrícola— de mejores bazas para posicionarse como un mercado sostenible, algo inexcusable teniendo en cuenta los retos inmediatos y futuros que plantea el calentamiento global.

La conectividad es un fundamento básico para digitalizar la ganadería

Según el II Plan de Acción 2021-2023 del ejecutivo español de la Estrategia de Digitalización del Sector Agroalimentario y del Medio Rural, hay tres ejes fundamentales de partida sobre los que se han de unificar y aplicar esfuerzos:

• Reducción de la brecha digital
• Fomento del uso de datos
• Impulso del desarrollo empresarial y de nuevos modelos de negocio

Estas y otras acciones para fomentar la digitalización cuentan con un apoyo económico importante por parte del Gobierno —17.986.846 € para 2022 y 15.112.570 € para 2023— pero, para que resulten plenamente efectivas son necesarias a) una infraestructura de conectividad que permita la digitalización sin cortes de señal  en todo el territorio, b) formación y actualización de competencias tecnológicas de los ganaderos c) ayudas económicas para introducir en las explotaciones los dispositivos y las innovaciones necesarias.

En lo relativo a nuevos modelos de negocio ya se están llevando a cabo iniciativas muy interesantes, como la desarrollada por Digitanimal, una aplicación orientada al cuidado, monitorización, seguimiento y control del ganado en explotaciones intensivas. Carlos Callejero, CEO de la organización asegura que «la respuesta del ganadero está siendo muy positiva, sobre todo teniendo en cuenta que la tecnología puede parecer complicada, al principio. Los beneficios que reporta le impulsan a superar ese miedo y querer conocer el sistema».

Cómo puede ayudar la digitalización al sector ganadero

Al igual que sucede con el caso de Digitanimal —centrado en la geolocalización del ganado, la monitorización del engorde, seguimiento de celos, ciclos de embarazo y parto, etc.— hay otras innovaciones relacionadas con la digitalización que pueden resultar un importante salto adelante para el sector. Entre otras:

• Sistemas automatizados para regular la ventilación y la temperatura de las granjas.
• Cámaras de vigilancia y seguimiento robotizadas.
• Iluminación led de las granjas y otras instalaciones.
• Drones para monitorizar el pastoreo a distancia en tiempo real.
• Máquinas robotizadas para el ordeño automático.

Una ganadería extensiva sostenible, según los datos

Estas ayudas tecnológicas inciden directamente en la productividad pero, además, la interacción de la digitalización con la ganadería también «rema» en favor de la sostenibilidad ambiental. Así lo demuestran investigaciones en desarrollo, como la llevada a cabo por el Instituto de Investigación en Ingeniería de Aragón (I3A) en el Pirineo aragonés.

Junto con los grupos de investigación del I3A, en este proyecto están participando ASAJA Huesca, la Cooperativa SCLAS e investigadoras del Instituto Pirenaico de Ecología que están llevando a cabo una valoración de la mejora que la ganadería extensiva, mediante el pastoreo, produce en el desarrollo, evolución y mantenimiento de los ecosistemas silvopastoriles, en particular, y en la calidad del medio ambiente en general. Este trabajo forma parte del proyecto Cuantificación del Impacto Ambiental de la Cabaña Extensiva de Aragón (GCP2019004100) y cuenta con la financiación de la Unión Europea (FEDER) y el Gobierno de Aragón.