La conectividad y un modelo económico más sostenible en España

Vivimos un momento realmente complejo desde el punto de vista social y, sobre todo, desde la perspectiva económica. Todos los estados del mundo se enfrentan a un momento de incertidumbre enclavado en un contexto de crisis y recuperación tras la pandemia de la COVID-19.

 

En España, el Gobierno quiere poner en marcha varias acciones muy ambiciosas para transformar el paradigma económico, apostando por las energías renovables y haciendo de la conectividad el eje vertebrador de una industria más competitiva, digital y adaptable, con un peso de hasta el 18 % en el PIB en los próximos diez años.

 

Las características, oportunidades y vías de trabajo estratégico para lograr este modelo económico sostenible — con protagonismo de las energías renovables y el 5G entre otros aspectos — se analizan en un reciente informe, elaborado por PwC y Siemens. En él se desgranan las distintas oportunidades para la España del futuro.

 

En este nuevo modelo tendrán que jugar un papel activo las empresas, operadores y actores del sector de las comunicaciones y la conectividad, para transformar el paradigma productivo y económico, de acuerdo con las tendencias globales, sin que el grueso de nuestra economía dependa casi exclusivamente de sectores ahora mismo vulnerables, como puede ser el turismo.

 

 

Impacto de la pandemia en la industria española

El 99,4 % del tejido productivo español lo componen pequeñas y medianas empresas. De ellas, el 84 % son microempresas. Son estas organizaciones de poco «músculo» quienes más han sufrido el impacto de la crisis del Coronavirus. Debido a sus características, este tipo de empresas son especialmente vulnerables en ecosistemas dominados por la conectividad, como el que nos rige, actualmente. Muchas de ellas están lidiando con algunas dificultades para sacar partido de la conectividad y dar el paso definitivo en la transición digital.

 

En una sociedad donde ya existe un uso masivo de dispositivos móviles, Cloud y Edge Computing e inteligencia artificial (IA) por citar algunas tecnologías, este impulso de la conectividad — con protagonismo del 5G — resulta en una cuestión de supervivencia, dado que se están transformado de forma importante tanto los flujos de trabajo como la cadena de valor del proceso productivo. Por eso la administración pública desea impulsar, con la colaboración del sector privado, a la industria española hacia puestos de liderazgo, gracias a la tecnología y el máximo aprovechamiento de fuentes de energía renovables.

 

 

 Renovar industrias de alto valor gracias al 5G y la robotización

Uno de los puntos flacos de la industria española actual es su escasa inversión en I+D+i y un bajo consumo de maquinaria y bienes de equipo, además de una alta dependencia de proveedores externos. Además, no siempre existe la mejor alineación posible entre los distintos sectores educativos y la explotación industrial de la conectividad y la tecnología.

 

Identificando aquellos sectores industriales de mayor valor estratégico, este avance hacia la digitalización y transformación tecnológica permitirá una comunicación inmediata entre maquinaria robotizadas y conectadas con tecnología 5G; también una monitorización y gestión de datos en la nube más efectiva o el uso de algoritmos predictivos, para diseñar pautas anticipadas de comportamiento ante situaciones cambiantes en infinidad de sectores productivos y de fabricación.

 

 

 Hacia una industria 5.0

Estas medidas se verían complementadas con otras acciones destinadas a mejorar las infraestructuras industriales propiamente dichas, a través de la electrificación, la implantación de smart grids en los centros industriales, la habilitación de edificios inteligentes — ambiental y energéticamente sostenibles — y la mejora notable de las dinámicas de comunicación, transporte y logística, gracias al uso de drones y/o vehículos autónomos.

 

La consecución de estos objetivos estratégicos a largo plazo, según el informe elaborado por Siemens y PwC podría suponer un impacto del 0,11% del PIB español en 2025, y del 0,36% en 2030 (alrededor de 1.300 y 4.500 millones de euros, respectivamente), aumentando la participación de la industria del 16% al 18% del PIB a finales de la próxima década. Resulta, por tanto, crucial, que tanto las partes interesadas como el propio gobierno español hagan todos los esfuerzos posibles para dirigirse hacia las mismas metas, y lograr que el país sea un referente, tanto en conectividad como en industria 5.0.



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