El metaverso es, en efecto, un terreno en el que muchos actores de la industria tecnológica —y también de otros— pueden desplegar productos y servicios. No solo los que están al alcance de los usuarios en la actualidad sino, sobre todo, los que pueden crearse y adaptarse para las necesidades futuras. Por eso existe tanta expectación en torno a la realidad virtual y las predicciones y expectativas, muchas veces, se salen de la escala de lo razonable e incluso de lo creíble.

No obstante, no se ha tratado demasiado el papel que van a ejercer en el metaverso las empresas orientadas específicamente al mundo de las telecomunicaciones. ¿Cómo será el tráfico de datos en el metaverso? ¿Qué redes de comunicación serán necesarias para convertirlo en un entorno funcional? ¿Qué exigencias técnicas de conectividad tendrán esas redes? ¿Es el metaverso una auténtica oportunidad?

Telecomunicaciones preparadas para el metaverso

La respuesta es clara: sí. El metaverso, como cualquier cambio de paradigma tecnológico de los últimos cincuenta años, necesitará de la participación activa de las empresas del mercado de las telecomunicaciones. Sin ellas la conectividad que se requerirá no será posible. Hablamos de una conectividad distinta de la actual: los usuarios deben tener garantizada su conexión sin importar en qué punto o contexto se encuentren, la respuesta debe ser inmediata —prácticamente instantánea— y la estabilidad y seguridad en el flujo de paquetes de datos debe ser tal que no se planteé siquiera un escenario en el que no exista.

Tecnológicamente, las capacidades del 5G y el FTTH actuales deberían —al menos teóricamente— responder con garantías. No obstante, esta demanda no será uniforme y estable: las necesidades de cada momento en el metaverso requerirán modificaciones constantes en función de una cantidad enorme de factores heterogéneos. Las redes de telecomunicaciones actuales deben adaptarse a esa realidad. Modificar la configuración de toda una red, hasta hace poco, era una tarea de enorme complejidad que requería varios meses. El metaverso requerirá este tipo de modificaciones integrales miles de veces cada día.

Redes programables

La solución a este exigente contexto son las redes programables, en lo que los operadores de telecomunicaciones denominan conceptualmente NaaS o Network-as-a-service. Los cambios de programación se realizarán en las redes a través de APIs (Application Programming Interfaces), entornos de software donde será posible la automatización, para adaptar el comportamiento de la red a las necesidades cambiantes del metaverso, siguiendo el mismo modelo de funcionamiento que ya opera en los terrenos del software y el procesamiento ‘en la nube’.

El modelo de negocio para las empresas de telecomunicaciones

En este contexto, el mercado de las telecomunicaciones puede experimentar cambios de paradigma y funcionamiento realmente significativos. Las grandes operadoras competirán de igual a igual con otras de menor dimensión, pero más especializadas. Eduardo Fitas, director de comunicaciones de Accenture en España, Portugal e Israel, asegura que tendrán presencia tres grandes tipos de compañías:

• Infraestructuras: operarán, gestionarán y harán evolucionar las redes. Habrá pocas y prestarán servicios al por mayor.
• Soluciones basadas en conectividad: tendrán mucha semejanza con las operadoras actuales, aunque se especializarán más en tecnologías, alternativas de conectividad, virtualización de plataformas y tecnologías, etc.
• Servicios: Apoyadas en las soluciones que faciliten las anteriores, construirán su modelo de negocio en el metaverso ofreciendo distintas soluciones al usuario final.

La manera de entender la conectividad e incluso Internet será transformada por el metaverso. En consecuencia —y como ya ocurriese con la web 2.0— las empresas de telecomunicaciones deben posar su mirada en este enorme escenario de oportunidades para desarrollarse y crecer.