Si hay un fenómeno que ha protagonizado el mundo de la tecnología a lo largo del pasado año ese ha sido, sin duda el del metaverso. Han sido incontables los expertos que se han pronunciado, se han escrito infinidad de artículos y se ha debatido en foros, tecnológicos y empresariales. Desde que Mark Zuckerberg anunciara su apuesta por el metaverso como empresa en 2021, la realidad virtual ha sido una de las grandes «palancas» estratégicas. ¿Qué ha ocurrido, desde el momento de este anuncio?

El mundo corporativo mira hacia el metaverso

Aunque el metaverso no es algo nuevo en el mundo de la tecnología —ni mucho menos—, ha sido durante el 2022 cuando más actores no relacionados con el desarrollo tecnológico han empezado a interesarse por este ecosistema. Y, por suerte, cada vez más organizaciones del sector privado han entendido qué es el metaverso, cómo funciona y, sobre todo, las posibilidades que ofrece para sus respectivos sectores de actividad.

Con antecedentes históricos como Second Life y un sólido recorrido en el mercado del ocio digital, el mundo del entretenimiento —más allá de los videojuegos—, ha tanteado algunos desarrollos de negocio posibles: la organización de eventos masivos en el metaverso como conciertos o eventos de e-sports; la puesta en marcha de tiendas virtuales exclusivas o las exposiciones de NFTs son algunos ejemplos de iniciativas privadas en la realidad virtual.

Incluso empiezan a registrarse importantes movimientos de inversión —sobre todo en Estados Unidos—  vinculados a la adquisición de «propiedades» para «edificar» virtualmente en el futuro. Aunque se trata de una tendencia aún con recorrido, da muestras de que las empresas con más músculo financiero ven en el metaverso un terreno de oportunidades.

El metaverso ‘abre la puerta’. Más y mejores dispositivos

Otro de los factores que ha influido en una mayor popularización del metaverso es la mayor oferta disponible para el público del hardware necesario para conectarse a él. Aunque el distribuidor mayoritario de gafas de realidad virtual autónomas es Oculus, con sus Quest 2 en sus dos «versiones», una de ellas orientadas al mundo profesional, muchas otras marcas han apostado por sus propios desarrollos.

Sony y Play Station, HTC, Windows, Nintendo o Valve han lanzado al mercado sus propios dispositivos. Incluso hay «accesorios» de bajo coste —fabricados en cartón— que permiten adaptar el teléfono móvil para dar al usuario una experiencia similar al metaverso, pero alejada del abanico completo de funcionalidades. Lo que está claro es que el mercado cuenta con más de una opción y eso ha provocado una mayor oferta de precios y más opciones para quienes quieran experimentar con la realidad virtual.

Tendencias en el metaverso desde la perspectiva del usuario

Otra de las consecuencias de la expansión del metaverso como concepto en el imaginario colectivo es que empiezan a descollar posibles perfiles profesionales, asociados a necesidades, conocimientos y labores que serán demandados en el metaverso a corto plazo.

Y también existió a lo largo de 2022 una mayor cantidad de búsquedas en Internet de términos e información que están vinculadas directa e indirectamente con el metaverso:

Datos personales y huella digital. La gente, cuando mira hacia el metaverso, comienza a preguntarse qué cantidad de información personal va a compartir, cuál es su naturaleza y cómo gestionarla de manera efectiva y, sobre todo, segura. No se trata únicamente de los avatares de cada usuario, sino del conjunto de datos asociados con él que conforman su «huella digital».

Seguridad. Relacionado con lo anterior, a mayor cantidad de datos en entornos virtuales, más posibilidades de sufrir sustracciones, suplantaciones de identidad y otros usos inadecuados. Las aplicaciones relacionadas con estos temas también han experimentado desarrollo a lo largo de 2022.

Bienes y servicios digitales. Desde las criptomonedas hasta los NFT, los usuarios han comenzado a manejar con desenvoltura «propiedades» con un valor económico tasable que únicamente tienen razón de ser en un mundo digital como el metaverso. A pesar de la inestabilidad del mundo cripto, las criptocarteras y su gestión han dejado de ser un área limitada a expertos y técnicos.