El metaverso cumple un año: hacemos un repaso de su trayectoria

El 2022 será, sin duda, recordado como uno de los años más importantes para el desarrollo y el asentamiento definitivo del metaverso. Cuando falta poco para cerrar el ejercicio natural, es buen momento para echar la vista atrás y repasar el estado «real» de las cosas en el metaverso, así como el camino que nos ha traído hasta aquí.

 

 

No, el metaverso no tiene sólo un año de edad

Conviene aclarar que el metaverso no es un recién llegado, ni mucho menos. Los conceptos teóricos y las bases tecnológicas que han hecho posible el metaverso experimentaron el pistoletazo de salida hace más de dos décadas. Es cierto que han pasado por distintas fases de desarrollo, han evolucionado a diferentes ritmos y han topado con no pocos obstáculos, sobre todo de limitación de hardware y software.

Pero desde los primeros experimentos con entornos en 3D, hasta el primer entorno virtual «completo» con avatares que representó Second Life en 2003 —el pariente más lejano del metaverso, quizás—, pasando por la salida de Google Street View en 2007 o el primer prototipo de gafas VR de Oculus en 2012, los cimientos del metaverso llevan años edificándose. Por otro lado, a través de los videojuegos se han ido afianzando hábitos de comportamiento y «rutinas» en los usuarios que en el metaverso parecen el siguiente paso natural.

 

 

Zuckerberg marca el paso

Por encima de otros importantes desarrollos de mundos virtuales en el ecosistema gaming, el movimiento realmente revolucionario y definitorio del metaverso lo hizo Mark Zuckerberg hace más o menos un año: anunció la transición de facebook hacia una nueva identidad corporativa —Meta— y una arriesgada inversión del 30% de los ingresos anuales en I+D+i del metaverso.

Detrás de Meta se lanzaron otros grandes de la industria techie: Google, Nvidia o Microsoft, por poner solo algunos ejemplos. De hecho, el gigante de Bill Gates firmó recientemente un acuerdo de colaboración con la matriz de Zuckerberg en virtud del cual esperan hacer crecer el metaverso, en lugar de competir en él.

Movimientos como estos han hecho frotarse las manos a los mercados. Según McKinsey las cifras de inversión en el metaverso en 2022 están en torno a los 120 billones de dólares. Sobre todo para establecer los pilares tecnológicos y asentar las bases de conectividad. Según la misma consultora en 2030 el volumen de negocio puede estar en torno a los cinco trillones de dólares.

 

 

El metaverso es mucho más que ocio

¿Cómo es posible barajar estas cifras? Porque el metaverso empezó este año a representar un suculento campo abonado para modelos de negocio del sector privado, tras comprobar con la pandemia que el teletrabajo no solo era un recurso coyuntural. Lo virtual daba dinero.

Desde empresas vinculadas al ocio y el entretenimiento hasta operadoras bursátiles de Wall Street, pasando por compañías de telecomunicaciones, marcas de moda o fabricantes de coches. Todos empiezan a tener presencia corporativa en el metaverso. Según Wildbytes, en cinco años el 70% de las marcas estará en el metaverso.

El movimiento más intenso económicamente en el metaverso tiene que ver con los bienes raíces. El mercado inmobiliario virtual será posible a corto plazo y las empresas del sector lo saben. Aunque sea a través de un ordenador y de forma virtual, será necesario «edificar» en el metaverso y, sobre todo en EE.UU., 2022 ya ha sido testigo de la compra venta de «parcelas» o solares virtuales aptos para construir, con precios que oscilan de los 2.000 y los 40.000 dólares. En algunos casos, incluso más.

 

 

La tecnología y los dispositivos, claves en el metaverso

A lo largo de este año se han producido dos avances significativos para el metaverso. Por un lado, la eclosión definitiva del mundo cripto y, con él, el conocimiento más detallado por parte del público de las criptomonedas y de la tecnología blockchain —esencial esta última en el metaverso—. Por otro lado, la salida al mercado de numerosos dispositivos o headsets de realidad virtual, a precios asequibles y con una notable mejoría técnica y de estabilidad respecto a modelos anteriores.

Además, los fabricantes de gafas VR también están percibiendo el movimiento corporativo hacia el metaverso y comienzan a actuar en consecuencia. Este año 2022 también ha sido el del anuncio de la venta de una versión «profesional» y de alta gama de las Quest Pro, las gafas para el metaverso de Meta, orientadas al segmento de público que ve en el metaverso el futuro del trabajo y de la «vida» de un alto porcentaje de la población.



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