El comienzo del 6G: así se preparan las empresas

Después de un largo proceso de despliegue y adaptación técnica, la tecnología 5G está más cerca de ser un estándar en las comunicaciones inalámbricas. A pesar de que las últimas fases no han cristalizado al 100 % —tanto en infraestructuras como en adopción por parte de los usuarios— ya se empieza a hablar de la siguiente generación: el 6G. ¿Cómo es posible?

 

El proceso de digitalización, como concepto, se diferencia de otros por dos características principales: por un lado, avanza más rápido que otros y lo hace en progresión casi geométrica. Los desarrollos en IA son un claro ejemplo; por otro lado, la digitalización no se detiene cuando alcanza un objetivo, ni avanza en ecosistemas cerrados.

 

Los avances tecnológicos de un momento sirven de base para la siguiente innovación, en un movimiento perpetuo donde los pasos adelante y las propuestas ejercen de vasos comunicantes entre sí. Con el 6G ocurre algo similar. Países con alto desarrollo tecnológico, como China, quieren implantar el 6G para final de la década. Corea del Sur quiere hacer las primeras pruebas piloto para 2026.

 

¿Que es el 6G? ¿Se diferencia tanto del 5G?

Realmente, no. El 6G pretende ser la evolución de la tecnología anterior, del mismo modo que el 5G fue el paso siguiente al 4G y así sucesivamente. Como viene sucediendo con todas las generaciones de tecnología inalámbrica, y ya desde los tiempos del GSM, los principales objetivos son incrementar la velocidad de transmisión y reducir lo máximo posible la latencia.

 

Al menos en teoría y según los especialistas coreanos —que son los pioneros en 6G y quienes pretender implantarlo antes— las velocidades de transmisión podrían ser cinco veces superiores que los máximos del 5G. Según un documento elaborado por la marca coreana Samsung podrían alcanzarse velocidades de descarga y de subida de 1 000 Gbps. Esto sería más que suficiente para soportar contenidos multimedia en altísima definición, tanto presentes como futuros. La representación holográfica estará más cerca de hacerse realidad.

 

También sería la base apropiada para aprovechar contenidos de realidad virtual y realidad aumentada, aún en un estado inicial de desarrollo. La latencia del 6G podría reducir hasta en diez veces la de su predecesora, por lo que podría hablarse de transmisión prácticamente en tiempo real. Esto no solo sería importante para el ocio virtual, sino para campos donde la velocidad de reacción es fundamental, como la conducción inteligente o la aplicación práctica en medicina remota, cirugía robotizada, etc.

 

Los pasos intermedios, antes del 6G

Aún no está asignado el espacio radioeléctrico necesario para que el 6G sea operativo y funcional. Requerirá de un espectro de banda ultraancha, pasando de cientos de MHz a decenas de GHz. Siendo esto así ¿Por qué hablar ya de 6G? ¿Cómo están actuando las empresas?

 

Esta tecnología no llegará de golpe. Del mismo modo que ha sucedido con el 5G requerirá de una adopción progresiva y gradual. La mayor parte de los expertos prefieren pensar en estados intermedios de la tecnología actual, a mitad de camino entre el 5G y el 6G: algo así como el 5,5G. Es así como se expresan en Huawei. En el pasado Mobile World Congress de Barcelona, Miguel Barroso, experto en arquitectura de soluciones 5G en Huawei, lo explicaba de este modo:

 

«Con el 5.5G se intenta multiplicar por 10 el objetivo de ancho de banda que teníamos con el 5G y llegar a los 10 gigas. Eso habilitará otro tipo de contenidos y soluciones mucho más potentes. Otro objetivo es reducir por 10 el consumo energético de la red».

 

Aunque parecía un camino interminable, el 5G ha terminado alcanzando un momento de madurez suficiente como para la adopción generalizada por parte de usuarios y empresas. Todo parece indicar que, de manera similar, podremos disfrutar del 6G en apenas unos años.



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