La tecnología blockchain se está desvelando como un apoyo importante en diferentes ecosistemas, allí donde la transferencia, la seguridad y la transparencia de los datos resulta esencial. Evidentemente, el mercado financiero es, quizás, el más relevante de esos ecosistemas pero no el único. ¿Pueden relacionarse el blockchain con la sostenibilidad y la protección medioambiental? Expertos de ambos ámbitos así lo creen.

Es, además, el momento idóneo para explorar las posibilidades; el blockchain en España vive una era relativamente dulce y empiezan a adoptarse acciones estratégicas orientadas a asentar su mercado. Como ejemplo, podemos citar Web3Hub, la primera iniciativa de estas características en el país, centrada en fomentar la formación y el reciclaje en torno a la tecnología blockchain, así como en la creación de empresas y proyectos relacionados con el blockchain.

El blockchain es un garante del compromiso medioambiental de las empresas

Con las consecuencias graves del calentamiento global muy presentes —Europa no tenía registros de olas de calor similares a la actual desde hace 75 años—, el compromiso de las empresas por reducir las emisiones de carbono resulta primordial; así como la reducción progresiva de combustibles fósiles, entre otras medidas en la misma línea. Pero ¿cómo estar seguros de que las organizaciones se comprometen de verdad con este objetivo de desarrollo sostenible? ¿los datos que facilitan son reales o responden a una campaña de green washing sin efecto real?

La tecnología blockchain impide que la información, dentro de una red distribuida de bloques, sea manipulada una vez que está dentro de la cadena. Por lo tanto, gracias al blockchain podremos conocer la información real sobre emisiones de carbono o sobre la huella ecológica de la fabricación de determinado producto en cada fase del proceso. Ignasi Oliva, de la Fundación i2CAT asegura que el blockchain, al ser transparente y accesible «nos proporciona la seguridad de que realmente las empresas que dicen que están comprometidas con el medio ambiente y con combatir la crisis climática lo están de verdad».

Gestión de residuos más eficiente, gracias al blockchain

Por otro lado, la tecnología blockchain puede fomentar prácticas aparentemente tan alejadas del ámbito digital como el reciclaje. Ya existen en España startups que utilizan el blockchain para agilizar el trabajo con residuos plásticos y potenciar el intercambio de transacciones seguras entre gestores de estos residuos, que orientan sus trabajos en la recuperación y la reutilización.

Otras prácticas orientadas a mitigar en lo posible los efectos del cambio climático empiezan a asentarse en los hábitos y dinámicas energéticas en Europa. La venta del excedente de energía no consumida, producida por instalaciones verdes —como las granjas solares, por ejemplo— puede ser una de ellas. Y el blockchain puede formar parte de una red propia de compra venta energética que puede ayudar a implantar modelos de abastecimiento alejados de los combustibles fósiles.

Desmontando las críticas contra el blockchain

Los más reacios a la generalización del uso de la tecnología blockchain enarbolan el argumento del consumo energético de la misma. Los expertos, ante esto, apuestan por la racionalidad: el blockchain, por sí solo no supone una solución de nada, tan solo complementa y refuerza otros procesos iniciados con anterioridad y ya en marcha. Por otro lado, como asegura Joan Ramón Barrera, del Círculo Tecnológico de Cataluña «la tecnología va a quedarse, hay que analizar en qué aplicaciones tiene más sentido usarla y cómo debe aplicarse».

Oliva, a quien citamos más arriba, tranquiliza a los más agoreros: «los costes no son un problema, son cada vez inferiores. El consumo energético y las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas al blockchain son infinitamente inferiores a la energía que permite ahorrar y a las emisiones que permite recortar», asegura.