Desarrollos recientes en la industria de satélites de comunicación

Aunque puede parecer opacada por la pujanza de la tecnología 5G, sobre todo entre la atención del gran público no especializado, lo cierto es que la conectividad satelital y el sector de la comunicación con tecnología aeroespacial no ha dejado de evolucionar ni un momento. Y el 2024 promete ser un año con diversos hitos interesantes para la industria.

 

Si bien no suele acaparar tantos titulares como las innovaciones en comunicación móvil o los avances en inteligencia artificial, sin la conectividad satelital la comunicación en vastas zonas geográficas del planeta o la posibilidad de utilizar Internet en algunos medios de transporte como el avión no sería posible. ¿Qué novedades podemos esperar durante estos doce meses?

 

 

Crecimiento las constelaciones de conectividad satelital

La tendencia de proliferación de satélites LEO (Low Earth Orbit) hasta contarse por cientos continúa en un punto álgido. Empresas privadas como Space X o como OneWeb continúan ocupando órbitas bajas en las capas superiores de la atmósfera con sus constelaciones de satélites, con el objetivo de dar servicio de conectividad satelital de banda ancha así como otros, también muy demandados, como la geolocalización o la detección remota.

 

Este tipo de aplicaciones, cada vez más solicitadas y apreciadas en el contexto corporativo, hace que la lucha entre entidades privadas de comunicación por satélite y operadoras móviles sea encarnizada. Sobre todo en lo referido a la asignación de frecuencias del espacio radio eléctrico, imprescindibles para permitir la comunicación en ambos contextos.

 

A pesar de esto también están colaborando para mejorar la comunicación, a través de combinar lo mejor de ambos sectores. Es el caso de los sistemas HAPS (High Altitude Platform Systems), que están destinados a mejorar la conectividad inalámbrica 5G, pero que necesitan de aeronaves no tripuladas, volando a mayor altitud que los aviones convencionales, pero menor que los satélites LEO. Podemos citar un ejemplo: el de la compañía Airbus, a través de una subsidiaria llamada Zephyr, que este año podrá en marcha uno de estos sistemas para operar banda ancha y también para observación terrestre.

 

 

Un nuevo actor en el nutrido mercado de la comunicación por satélite

El hecho de que exista este extraño equilibrio competitivo no impide que se sumen nuevos actores. Y no menores, precisamente. Amazon quiere aterrizar en el mercado de la conectividad satelital a través de su proyecto de LEO Kuiper. Aunque la primera evidencia es que lo hace para competir directamente con su rival primario, Starlink, los responsables de la iniciativa aseguran que también pretenden redefinir el mercado e innovar lo máximo posible en él. Estos ejemplos no son más que indicadores sólidos que las grandes empresas — del sector de la comunicación, pero también de otros— están mirando a las estrellas y considerando al espacio como un nuevo terreno de juego comercial en el que ofrecer sus productos y servicios.

 

 

Comunicación en el espacio para actores pequeños: los nanosatélites

Y la ebullición competitiva puede crecer aún más. De hecho ya en este año comienzan a poblar las órbitas satélites mucho más modestos en dimensiones y complejidad: los mini satélites o nanosatélites. Este tipo de dispositivos abaratan notablemente la carrera espacial para organizaciones de menos recursos, lo que hace posible un acceso algo más «democrático» a la conectividad satelital y garantizando proyectos de expansión de la infraestructura de la banda ancha y la transmisión de datos en países en vías de desarrollo y en zonas del planeta necesitadas de ello, como Centroamérica o el Indostán. Según estimaciones de Research and Markets el mercado de los nanosatélites puede alcanzar un valor global en 2024 de casi cuatro mil millones de dólares.



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