La conectividad de redes: la guía definitiva o todo lo que necesitas saber

Nuestra vida diaria, privada y profesional, no puede entenderse actualmente sin la conectividad. Sin apenas darnos cuenta la transmisión de datos y las conexiones de red nos rodean y hacen nuestra vida mucho más fácil. Pero ¿Sabemos realmente que es la conectividad, los tipos de conexiones que existen y cómo funcionan?

 

 

¿Qué es la conectividad?

Empezando por lo básico, podemos definir la conectividad como la capacidad de establecer un vínculo o una conexión entre dos elementos. Solemos utilizar el concepto como manera de definir la capacidad de un dispositivo o un conjunto de dispositivos —es decir, un sistema o red— para unirse con otros, semejantes o heterogéneos. Por extensión, también definimos con el término conectividad a la facilidad o disponibilidad de diferentes entidades tecnológicas para vincularse con otras. La conectividad se mantiene a lo largo del ciclo de vida de un dispositivo o una red. La conexión, normalmente, tiene un inicio y un final, sin que ésta afecte a la conectividad o la capacidad para vincularse.

 

 

Distintos tipos de conexiones. conexiones de red y cables

De manera genérica podemos establecer dos tipos de conexiones, es decir, diferentes «estilos» de conectividad, tanto para dispositivos como para redes de Internet: las conexiones físicas y las conexiones inalámbricas.

 

      • Conexiones físicas: Normalmente requieren de un cable que una la entidad emisora de datos con la entidad receptora. Los dispositivos y su conectividad por cable ha ido evolucionando históricamente, requiriendo distintos estándares o puertos de conexión: paralelos, en serie, HDMI y últimamente el USB, que trata de unificar los tipos de conexión a través de un estándar válido internacionalmente para distintos dispositivos.
      • Conexiones inalámbricas: A diferencia de las anteriores, no se requiere de un medio físico como un cable, para establecer una conexión. También en este caso existen varias vías de conectividad: por radiofrecuencia, vía satélite, a través de tecnología bluetooth, gracias al estándar Wi-Fi (Wireless Fidelity), vía NFC (Near Field Communication) o con la tecnología GSM y las sucesivas evoluciones de la conectividad móvil, desde el 3G hasta el 6G, por citar algunos ejemplos.

     

    Las redes de internet y su conectividad han ido evolucionando conforme los sistemas para hacerla posible también ha avanzado, históricamente. Cuando solo era posible conectar una red con medios físicos se utilizaban cables con pares trenzados de cobre; posteriormente la mayor demanda de transmisión de datos requirió tecnologías nuevas de conectividad que ofrecieran mayor capacidad y seguridad y se pasó de la tecnología ADSL a la fibra óptica, que actualmente es el estándar para Internet. Incluso con la fibra óptica se están desarrollando proyectos que la mejoren, a través de la computación cuántica.

     

     

    Algunas curiosidades de la conectividad actual

    A pesar de que pueda parecerlo, la conectividad no es algo «permanente» y perpetuo. Para que exista conectividad es necesaria una infraestructura. Por eso, en determinadas condiciones o con ausencia de estos despliegues, la conectividad no siempre es fácil. Por ejemplo, las ciudades disponen de distintos nodos de fibra óptica y el tendido de cable de fibra discurre de forma subterránea de forma bastante capilar. Por eso prácticamente todos los edificios de una cuidad más o menos mediana tiene acceso a redes de Internet.

     

    En puertos de alta montaña, en zonas rurales más aisladas o con determinadas orografías complejas, la conectividad física por cable no es posible y es necesario recurrir a sistemas inalámbricos. En estos contextos lo más asequible es recurrir al 5G; pero incluso para la conectividad móvil es necesario disponer de torres emisoras y no siempre la cobertura está garantizada. Por eso lo más práctico en estas situaciones es recurrir a Internet satelital.

     

    Hay ocasiones en las que, aún sin conectividad, es necesario establecer una comunicación urgentemente, como en el caso del servicio de emergencias 112. ¿Por qué podemos llamar a este número aún sin cobertura? Las operadoras son responsables de mantener la infraestructura de conexión con la red del 112 —un sistema independiente pensado exclusivamente para este tipo de llamadas— y están obligadas por ley a habilitar la conexión en la «celda» de cobertura más próxima al terminal que llama, sin importar de qué red se trate; incluso sin que esté presente una tarjeta SIM en el teléfono.



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