Beneficios y peligros de la Inteligencia Artificial ¿Es sostenible?

La irrupción de la inteligencia artificial en el debate público ha supuesto una absoluta conmoción. Dentro de los círculos más cercanos al desarrollo tecnológico y a la innovación el impacto no ha sido tan elevado, pues es una materia en la que los expertos llevan décadas trabajando. La población general, no obstante, tiene más dudas sobre la IA. No solo en la tarea de entender qué es la inteligencia artificial, sino también en la identificación y análisis de los riesgos derivados de su utilización. Esto último es lo que aún sitúa la confianza en esta tecnología en niveles bajos.

 

La mayoría de la población aún desconfía de la Inteligencia Artificial

 

La IA lleva años con nosotros. Es cierto que ha pasado históricamente por distintas fases y ha enfrentado diferentes problemas de desarrollo, pero todo esto ha sucedido lejos del foco de atención del público general. Ahora, que parece que se inicia un ciclo explosivo en el desarrollo de sus funciones y posibilidades, la ciudadanía comienza a hacerse preguntas: ¿Qué es la inteligencia artificial?, ¿Cómo funciona?, ¿Está nuestra privacidad garantizada si la usamos?, ¿Quién controla los algoritmos que hacen posible el trabajo de las inteligencias artificiales?

 

Estas preguntas son muestra de las dudas que el grueso de las personas tienen, cuando se enfrentan a cualquier IA. De hecho, recientes estudios de entidades como la Universidad de Stanford o de empresas como KPMG, que colaboran con la Universidad de Queensland, demuestran que el sentimiento reinante está entre la prevención y la desconfianza. Los datos muestran que, al menos actualmente, en torno a un 64 % de las personas participantes en las encuestas para elaborar el informe no confían en la inteligencia artificial. Bien sea porque no ven claros sus beneficios, bien porque opinan que estos no superan a los riesgos —algo que sí sucede con el 50 % de las personas encuestadas en estos estudios.

 

Algunos peligros potenciales de la Inteligencia Artificial

 

Que la percepción de la IA sea positiva o negativa depende en gran medida, según los estudios citados anteriormente, del contexto de cada caso y el grado de proximidad con la tecnología de la persona en cuestión. Pero la negatividad orbita sobre aspectos que suelen despertar dudas comunes respecto a sus peligros en todos los usuarios.

 

  • Transparencia. Sobre todo porque no existe un libre acceso a los algoritmos que permiten a la Inteligencia Artificial funcionar, al tratarse de propiedad intelectual protegida de las empresas que comandan proyectos de IA
  • Seguridad y privacidad. Esencialmente la Inteligencia Artificial funciona porque accede y gestiona de forma automática una enorme cantidad de datos. Qué datos son esos, su grado de protección y la posible vulnerabilidad de derechos fundamentales al hacer uso de ellos también implica un riesgo.
  • Manipulación. El modo en el que la IA usa la información y su capacidad para hacer pasar por ciertos datos que no lo son, sin que sea fácil distinguir la diferencia, es uno de los aspectos que más suspicacias despierta en ámbitos como el mediático, el político o el de las redes sociales.
  • Toma de decisiones. El objetivo es que la Inteligencia Artificial se desarrolle tanto que pueda «tomar decisiones» por nosotros, para que nuestra atención se dirija a otros aspectos más importantes. Pero qué grado de autonomía otorgar a la IA y en qué ámbitos permitirle actuar es un tema delicado.

 

 

Beneficios de la Inteligencia Artificial

 

Con todo, son también muchísimas las ventajas que el uso de la IA pone ante nosotros, de cara al futuro. La Inteligencia Artificial está llamada a modificar áreas importantísimas de nuestra vida diaria: permite un trabajo mucho más eficiente de modo constante; libera a las personas de tareas tediosas, repetitivas y proclives a generar fallos e inexactitudes para dejar más espacio a labores creativas; genera nuevos empleos en áreas innovadoras —por encima de los que pueda «destruir»—, elimina barreras geográficas y temporales; mejora esferas esenciales para nosotros, como la salud, el estilo de vida o la conciliación laboral. Y la lista está llamada a continuar.

 

En la medida en la que las dudas se despejen conforme se asienten las bases tecnológicas, legales y éticas de la Inteligencia Artificial, ésta puede resultar tan transformadora tecnológicamente hablando como pudo ser el paso del carro de caballos al automóvil impulsado por motor de explosión.



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